Desde el sector de Mujeres Empresarias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) deseamos recomendar lectura de una nota del diario “La Nación” que trata sobre los presupuestos con perspectiva de género, que no son una práctica muy difundida en nuestro país.

El objetivo de estos presupuestos es garantizar que se tengan en cuenta los impactos en todos los procesos económicos diferenciados que los distintos gastos previstos tienen sobre las mujeres, además de que se piensen métodos de evaluación para dilucidar si se contribuye a avanzar en el camino de la igualdad de género o si, por el contrario, implican un retroceso.

Desde hace tiempo se sabe que la perspectiva de género puede tener impactos considerables en los procesos económicos. Según algunos estudios, si la mujer tuviera la misma participación que el hombre en el mercado laboral el PBI crecería automáticamente. Pero en la Argentina, las únicas conclusiones que pueden obtenerse están acotadas a los programas, áreas o instituciones vinculadas específicamente a las mujeres. Se desconoce así que el resto de los gastos pueden tener repercusiones disímiles. La gran mayoría del presupuesto nacional se torna inescrutable, lo cual no permite prever el impacto que un recorte o aumento en una partida puede tener sobre la igualdad de género.

La situación que presenta nuestro país está muy lejos de la deseable: no sólo no se tiene en cuenta la perspectiva de género en la elaboración y debate de los presupuestos, sino que resulta casi imposible realizar análisis amplios sobre las decisiones tomadas en el pasado, que permitan hacer los ajustes necesarios para corregir progresivamente los resultados no deseados que puedan desprenderse de los esquemas de gastos.

Para avanzar hacia la igualdad de género es necesario que los presupuestos cuenten con una desagregación que permita evaluar los impactos en términos de género. Es igual de importante que la perspectiva de género esté presente en todo el proceso de formulación del presupuesto, aunando los conocimientos sobre desigualdad de género con los de finanzas públicas y de programas del sector público. De igual forma, sería enriquecedor que el proceso se hiciera en permanente diálogo con las organizaciones de la sociedad civil.

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Buenos Aires, 3 de marzo de 2017