Las Quinas, una pyme del partido bonaerense de General Las Heras, produce miel, mermeladas y dulce de leche orgánicos. Firmó un convenio con la ONU por su trabajo con cooperativas de mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
El fundador de Las Quinas, Ricardo Parra
Cuando Ricardo Parra decidió tomarse el 2003 como un año sabático y alejarse de las multinacionales financieras en las que había desarrollado toda su carrera profesional hasta entonces, no imaginó que dos décadas después iba a firmar un convenio de cooperación con la ONU, con su empresa Las Quinas como protagonista.
Durante ese tiempo libre cursó la Tecnicatura en Apicultura, en la Universidad de Luján, y empezó a pergeñar el emprendimiento que cambiaría su vida y la de muchas mujeres en situaciones sociales vulnerables. Consiguió un terreno “en el que no había nada”, en General Las Heras, provincia de Buenos Aires, y comenzó a producir miel orgánica. “La idea siempre fue, es y será elaborar alimentos cuidando al productor, a la tierra, al elaborador, al consumidor y al medioambiente. Desde hace 18 años somos certificados orgánicos. Desde 2015 somos empresa B con triple impacto”, cuenta Parra con orgullo.
Luego de la miel, amplió la oferta de productos y empezó a elaborar también mermeladas y dulce de leche: todos productos orgánicos, sustentables y apuntando principalmente al nicho de la salud. De allí surgió la idea de producir alimentos sin azúcar de caña agregada, como por ejemplo un dulce de leche con Stevia y mermeladas con jugo de uva. Entonces llegaron trabajos conjuntos con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que desembocaron en la producción de un dulce de leche vegetal, sin ingredientes de origen animal, tratando de incorporar alimentos aptos para veganos y muy nutritivos.
Las Quinas capacita a cooperativas de mujeres en la producción orgánica
Por la persecución de la independencia energética y del cuidado del medioambiente, Las Quinas produce con paneles solares y con reciclado de agua. Su fundador confiesa que trabaja con un software que le permite medir cuánta energía se consume para cada lote de producto y cuánta usa cada máquina, cuánto desperdicio se origina en cada proceso, cuánta agua se utiliza, cuanta energía se genera, cuánto CO2 dejan de emitir y cuántos árboles evitan talar. “La empresa debe ser rentable, pero no a cualquier costo, y siempre debe estar en la búsqueda de generar un impacto ambiental positivo”, asevera quien fuera dos veces presidente del Movimiento Orgánico Argentino (MAPO).
La planta está en General Las Heras, provincia de Buenos Aires
No obstante, la punta del iceberg que llevó a que la ONU golpeara la puerta de Las Quinas fue su trabajo con pequeños productores, a los que Parra capacita en producción orgánica y/o sustentable, quienes luego proveen de la materia prima a la empresa. “En 2018 decidimos que al menos uno de nuestros ingredientes o productos proviniera del trabajo con cooperativas u ONGs de mujeres en situaciones de vulnerabilidad, y desde ese momento surgieron tres proyectos muy inspiradores para todos nosotros. Uno en Lima, provincia de Buenos Aires, con Akamasoa Argentina, que es la continuidad en nuestro país de la obra del Padre Pedro Opeka, un cura argentino que colaboró en que más de 500 mil personas salieran de la pobreza en Madagascar. Otro proyecto productivo se está realizando en Lobos, también Buenos Aires, con 128 mujeres. Y finalmente está ‘Mujeres de La Cañada', en La Cañada, Departamento de Figueroa en el interior de Santiago del Estero”, enumera.
Produce mermeladas, miel y dulce de leche orgánicos
En la colaboración con Akamasoa, mujeres vulnerables fueron capacitadas en la producción de frutillas hidropónicas con la idea de que incorporaran el hábito, rutinas de trabajo y aprendieran un oficio. Se construyeron invernaderos hidropónicos en donde producen frutilla. Las Quinas compra la producción y una parte del precio de venta del producto vuelve a Akamasoa para sostener el proyecto.
“El caso de las mujeres de La Cañada tiene otras características. Son en su mayoría mujeres campesinas, mujeres de zafreros y muy del interior santiagueño. Se capacitaron en lo que es cosecha de tuna y trabajo de elaboración en fábrica en la Universidad de Santiago del Estero y con los ministerios de Ciencia y Tecnología y de Producción de la provincia”, describe Ricardo. Lo que elaboran en la primera sala comunitaria habilitada del interior santiagueño son productos típicos y principalmente mermelada de tuna, única en el país con estas características.
Las Quinas firmó un convenio con la ONU
La tuna es el fruto de una planta que crece en zonas áridas o semi áridas en todo el noroeste argentino, muy típica de Santiago del Estero. En rica en vitamina A y C, además de poseer grandes cantidades de fibra. “Con ella se hacía el arrope, que se usa mucho en gastronomía santiagueña. De un tiempo para acá se había dejado de cosechar. Lo que hicimos fue ponerla en valor nuevamente a partir de la mermelada”, explica.
Y fue un éxito. La agencia de packaging y diseño Tridimage, que tiene como clientes a marcas líderes, fue la encargada de realizar el diseño de las etiquetas, siguiendo la idea de “crear” un packaging inteligente que pueda ser escaneado con tecnología NFC. Esto le permite al consumidor conocer la historia que hay detrás de ese producto que compra en la góndola solamente acercando su celular al frasco. Gracias a todo ello, Las Quinas obtuvo varios premios como el Innovar, que entregaba el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología, y fue finalista de los Pentawards, en Londres, un galardón que reconoce los mejores diseños de packaging de productos de todo el mundo.
Finalmente, en octubre del año pasado, la ONU llamó a la puerta de la pyme de General Las Heras y recientemente firmaron un convenio de cooperación. “En una primera etapa nuestros productos van a tener un sticker de Poncho Azul, que busca visibilizar el trabajo de la ONU con Acnur. Así, cuando alguien compra un producto de Las Quinas estará donando alimentos, pañales e insumos que necesitan los refugiados. Y habrá una segunda etapa, más adelante, que consiste en colaborar con la ONU en un proyecto de mujeres refugiadas, de las características de los que ya venimos haciendo”, se explaya Ricardo.
El packaging apela a la tecnología para que el consumidor conozca la historia del producto
Para él es un orgullo poder mostrar en el mundo lo que es la producción local, el cooperativismo y el trabajo colectivo. “Hoy las mujeres están trabajando no sólo en productos para Las Quinas, sino haciendo también su propio camino. Esa es nuestra idea: que los proyectos sirvan de puntapié inicial para salir del punto cero y que cada uno vaya trazando su camino”, finaliza el hombre que supo construir el sendero que lo llevó de un pequeño municipio del interior bonaerense a la ONU.
Escrita por Guadalupe Farina