Los bosques petrificados patagónicos son testimonios de la exuberante vida que albergaba la hoy desértica estepa antes del surgimiento de la Cordillera de los Andes. Impactantes paisajes que invitan a viajar millones de años en el tiempo.

Anote este número: 65. ¿Para qué?, se preguntará usted. En principio porque es un número importante para emprender este viaje por la Patagonia petrificada. Porque hace 65 millones de años -años más, años menos-, aquí todo cambió de pronto. Bueno, “de pronto” para la edad de la Tierra. Pero es cierto que, en un plazo relativamente breve, una exuberante vida de selvas, densos bosques, animales, plantas e insectos se extinguió, sepultada por un denso manto de sedimentos y cenizas volcánicas.

Y así, capa tras capa de sedimentos, se fue formando la actual estepa patagónica, árida, ventosa, de cielos infinitos. ¿Qué pasó hace 65 millones de años? Las teorías siguen en debate, y van desde un enorme meteorito -la más aceptada- a múltiples colisiones, que causaron una de las grandes extinciones masivas del planeta. La misma que terminó con el reinado de millones de años de los grandes dinosaurios.

Más tarde, el surgimiento de la Cordillera de los Andes aportó grandes erupciones volcánicas, y las nuevas montañas formaron una barrera que impidió el paso de la humedad que llegaba con los vientos del Pacífico, convirtiendo al bosque subtropical en una árida llanura.

Lo cierto es que hoy, 65 millones de años más tarde, podemos asomar las narices a aquel momento, y al pasado más remoto, en los bosques petrificados, donde, con el tiempo y la acción de lluvias y vientos, aquellos árboles sepultados asoman nuevamente a la superficie, ahora convertidos en piedra. Rápidamente, y para pasar al terreno, digamos que la petrificación es un curioso fenómeno por el cual, por la acción de sedimentos marinos y volcánicos en un ambiente propicio, se produce un reemplazo molecular de material orgánico por mineral.

Lo cierto es que bosques petrificados hay en muchos lugares. Estados Unidos, Perú, Brasil, Ecuador, Grecia, Sudán, India o República Checa, entre otros países. Pero los de la Patagonia argentina destacan por estar considerados entre los más importantes de Sudamérica, y algunos de ellos, como el de Jaramillo, en Santa Cruz, o el de Sarmiento, en Chubut, entre los más grandes del mundo. Una invitación a viajar en el tiempo y disfrutar de impactantes escenarios patagónicos.

Valcheta (Río Negro)

En tierras de un campo familiar del centro-este de la provincia de Río Negro, a 107 km de Las Grutas y 120 de San Antonio Oeste, este tesoro petrificado tiene, justamente, 65 millones de años. Se observan diferentes coníferas fosilizadas del terciario superior, algunas de las cuales alcanzan los 30 metros de largo. Se sabe que, allá lejos y hace tiempo, algunos de estos árboles llegaron a ser gigantescos: hasta 90 metros de alto, y entre ellos destacan antiguos parientes de los actuales pehuenes o araucarias, que se ven en la Cordillera del centro-norte de Neuquén. También se ven plantas contemporáneas típicas de la estepa, y las visitas guiadas explican sus usos medicinales domésticos.

En el predio hay cuatro recorridos; dos caminatas (unos 40 minutos cada una) y dos que se pueden hacer en bicicleta (1h 30’). También se puede visitar el museo local, con piezas paleontológicas que incluyen huevos de dinosaurios hallados en la zona, y un taller de artesanos con variados productos.

Cómo llegar. Valcheta está a 120 km de San Antonio Oeste, por ruta nacional 3 y provincial 23.

Horario. Todo el año de 8.30 a 19.

Informes. (02920) 15-629-976 / valcheta.gob.ar/turismo.html

Florentino Ameghino (Chubut)

Una reserva chubutense descubierta hace relativamente poco, que también invita a viajar a los inicios de la era Mesozoica: sí, 65 millones de años atrás. El bosque petrificado Florentino Ameghino se encontró en 1998, luego de inundaciones que removieron los sedimentos y dejaron al descubierto restos fosilizados. Entonces comenzaron estudios científicos, en 2009 se creó la zona protegida y un año más tarde comenzaron las visitas turísticas, luego de que la provincia aprobara la Ley de Custodio Rural -es el primer sitio Custodio Rural de la Argentina-.

Este yacimiento paleontológico se encuentra en un campo privado, a unos 90 km de Trelew, en el valle inferior del río Chubut. El área para investigaciones tiene 223 hectáreas, y las 20 que están abiertas a los visitantes se transforman en una alternativa más que interesante para los recorridos por el valle del río Chubut, donde se visitan las colonias galesas de Gaiman y Dolavon y el dique Florentino Ameghino.

En el lugar hay troncos petrificados que formaban parte de un extenso bosque de lauráceas y fagáceas y que fueron transportados por ríos hasta la zona, que entonces era costa de mar. “Son especies parecidas a las coníferas actuales, árboles que tenían hasta 40 metros de alto y 2,5 de diámetro. Se pueden ver restos de troncos de hasta 25 metros de largo”, explica Jorge Reinoso, del equipo de guías habilitados del lugar, en el que trabaja también un grupo de geólogos y paleontólogos

El sendero, de 1.500 metros y 17 puntos focales, demanda alrededor de una hora y media, y además de troncos y astillas de piedra se ven también fósiles marinos, dientes de tiburón, erizos y huellas de fauna marina extinguida hace millones de años.

Hay servicios, oficina y vitrinas con muestras de piezas. La excursión se puede combinar con la visita a las coladas basálticas columnares, especie de gran mosaico natural de figuras hexagonales, cerca de la Villa Ameghino.

Cómo llegar. De Trelew son 90 km por ruta nacional 25; a la altura del km 112 -pasando el paraje Las Chapas- tomar una salida hacia el sur y hacer 3,5 km.

Horarios. Todo el año, con reserva previa. Visita guiada, $ 200 por persona.

Informes. (0280) 15-467-7270; bosque petrificadofa@gmail.com; bosquepetrificado.wordpress.com

Sarmiento (Chubut)

En la desértica meseta del centro-sur de Chubut, el Bosque Petrificado Sarmiento es uno de los más espectaculares del país. Son casi 1.900 hectáreas de paisaje lunar, con coloreadas colinas, cañadones en tonos ocres, amarillentos y rojizos y restos de grandes troncos fosilizados.

Ubicado unos 150 km al oeste de Comodoro Rivadavia y 30 al sur de Colonia Sarmiento, fue descubierto en 1927 por el investigador José Ormaechea, declarado área natural protegida en 1973, y monumento natural en 2001.

Cuesta creer que esta zona ahora desértica y azotada por fuertes vientos era un bosque tropical y pantanoso, un área de lecho marino de costas húmedas con palmeras y primitivos helechos y, hacia el oeste, cerros poblados de coníferas. Ríos y arroyos arrastraban los troncos y los depositaban en las playas, donde se enterraban.

Gran parte del área es de acceso limitado a investigadores; el circuito turístico tiene una extensión de casi 1,5 km y, sin prisa y disfrutando del paisaje y sus miradores, se puede completar en una hora y media. Se recomienda comenzar por el centro de interpretación ubicado en el ingreso, donde hay numerosos restos paleontológicos y arqueológicos hallados en la zona.

Luego sí, una caminata sobre un suelo tapizado de astillas de madera petrificada y árboles de piedra, entre los que destacan algunos troncos cortados transversalmente que permiten ver en claramente los anillos de crecimiento. El sendero recorre las típicas mesetas escalonadas y sierras aisladas de la Patagonia, con carteles explicativos. Por ejemplo, respecto de las franjas de distintos colores -rojizos y ocres, con franjas blancas o amarillentas- del cerro Abigarrado, que corresponden a distintos períodos geológicos. Sólo algunos troncos, por su tamaño o especial forma, fueron movidos para que puedan ser observados mejor.

También se ve el valle que alguna vez fue fondo marino, donde al retirarse el océano se formaron lagos y pantanos en un clima subtropical que albergaban una fauna variada de grandes saurios -hay numerosos hallazgos paleontológicos en la zona- y una selva con coníferas y palmeras. Recomendación: combinar la visita con el Parque Paleontológico “Valle de los Gigantes”, en Sarmiento, que exhibe el patrimonio paleontológico de la zona. Tiene 11 réplicas en tamaño natural de dinosaurios hallados en el departamento.

Cómo llegar. De Comodoro Rivadavia son 175 km: ruta provincial 26 hasta la entrada a Sarmiento y luego provincial 270 (28 km de ripio en buen estado).

Horarios. Noviembre a mayo, de 10 a 20 hs. Junio a octubre, de 10 a 18. Entrada gratuita.

Informes. coloniasarmiento.gob.ar/ turismo

Jaramillo (Santa Cruz)

Aquí, uno de los yacimientos fósiles más importantes de la Argentina. El Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo tiene más de 63 mil hectáreas en el corazón de la estepa, a las que se suman 15.000 del Monumento Natural Bosques Petrificados -zona núcleo del área protegida, creada en 1954-, lo que da un total de 78.543 hectáreas. Inmenso.

Hace unos 150 millones de años, durante el Jurásico Medio Superior, este desierto ventoso estaba poblado de exuberantes bosques de araucarias ancestrales, además de pinos, helechos, cicas y bennettitales, especie de ancestros de palmeras. Hoy, el sendero recorre un paisaje casi lunar, de onduladas colinas teñidas de amarillos, ocres y grises, acompañando restos de troncos de hasta 3 m de diámetro y más de 30 de largo.

Es muy probable que se cruce con guanacos, zorros grises y choiques, entre otras especies, y sobre la ruta 49, unos km antes del parque, puede hacer un stop en la estancia La Paloma o pasar la noche, ya que cuenta con camping, servicios y fogones. El parque sólo cuenta con baños públicos y el poblado más cercano, Fitz Roy, está a 160 km, así que lleve agua potable, alimentos y combustible.

La visita merece combinar con destinos cercanos de la provincia de Santa Cruz, como Puerto Deseado (con sus reservas naturales Ría Deseado, Cabo Blanco, Isla Pingüino y Bahía Laura), Puerto San Julián (avistaje de toninas overas y apostaderos de aves marinas), y el arte rupestre de la estancia La María.

Cómo llegar. De Comodoro Rivadavia son 312 km por ruta nacional 3 hasta el km 2.074; de allí, provincial 49 (66 km de ripio en muy buen estado).

Horarios. Abril a septiembre, 10 a 17. Octubre a marzo, 9 a 19. Gratis.

Informes. www.parquesnacionales.gob.ar

La Leona (Santa Cruz)

La excursión obligada desde El Calafate, es, claro, al glaciar Perito Moreno, en el Parque Nacional Los Glaciares. Pero también a El Chaltén, 220 km al norte, a los pies del majestuoso cerro Fitz Roy. Casi en medio de ambos, a 105 km de El Calafate y allí donde el río La Leona nace desde el lago Viedma, está el histórico hotel La Leona, construido en 1894, declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la provincia y con una interesantísima historia de hospedaje, parador y almacén de ramos generales.

A 10 km de allí, sobre la costa sur del lago Viedma y en terrenos de la estancia Santa Teresita, el bosque petrificado La Leona se visita sólo con excursiones guiadas que parten desde El Calafate -Morresi Viajes-. Quienes viajen en su vehículo pueden también sumarse en el hotel La Leona, para disfrutar de una caminata de al menos tres horas por las inmediaciones del cerro Los Hornos y una gran depresión, paisaje desértico de colinas y quebradas arcillosas, entre gran cantidad de troncos petrificados -de hasta 1,20 m de diámetro- que yacen en la superficie. En la zona también se hallaron restos fósiles de dinosaurios. A mitad de camino se hace un stop para almorzar. Puede optar por regresar al Calafate o terminar la excursión en El Chaltén, “capital nacional del trekking”.

Cómo llegar. La Leona está a 105 km al norte de El Calafate, sobre la ruta nacional 40.

Horarios. Con reserva previa, del 1 de octubre al 30 de abril. La excursión parte desde El Calafate y regresa a la ciudad o sigue a El Chaltén, dura todo el día y cuesta $ 2.000 por persona (con guías y almuerzo). Si se suma en La Leona, $ 960 por persona.

Informes. morresi@cotecal.com.ar; www.morresiviajes.com.ar / www.elcalafate.tur.ar

IMPERDIBLES

Otros bosques de piedra

Aunque los principales bosques petrificados están en la Patagonia, otros sitios del país también resguardan testimonios similares. Estos son algunos de ellos:

El Chiflón (La Rioja): Restos fosilizados de árboles de millones de años, en la cima de uno de los farallones del Parque Provincial El Chiflón, en el sudeste de la provincia, entre coloridas geoformas. La excursión tiene interesantes condimentos, como restos arqueológicos, avistaje de cóndores y vistas panorámicas de una de las zonas más deshabitadas y coloridas de la provincia. Es uno de los circuitos más recientes de esta reserva natural, ubicada junto al complejo Talampaya-Ischigualasto (Valle de la Luna). Hace poco inauguró un hospedaje cercano, conocido como “el hotel del desierto”, entre la ruta nacional 150 y la reserva.

Calingasta (San Juan): Un camino trazado por una mina de bentonita permite llegar hasta este tesoro semienterrado en las laderas de los cerros multicolores de la Quebrada de las Cortaderitas. Pocas excursiones llegan al lugar, donde se puede comprobar cómo era el suelo antes de que se formara la Cordillera y de la “gran erupción”.

Llano Blanco (Mendoza): Ahora está cerrado porque su escasa protección estaba provocando daños irreparables. Pero vale la pena estar atento para cuando reabra este atractivo ubicado muy cerca de Bardas Blancas, casi a la vera de la ruta 40, en el extremo sur de Mendoza. Está en un terreno privado, a unos 400 metros del arroyo Lululen, y a 10 km de la Caverna de las Brujas, una de las principales excursiones que se hacen desde Malargüe.