Tambo Quijano es una empresa lechera del Valle de Lerma, en Salta, con más de 20 años de trayectoria. Pionera en ordeñe robotizado en la región, combina innovación tecnológica con prácticas tradicionales. Su enfoque está centrado en la sustentabilidad, la eficiencia productiva y el bienestar animal, consolidándose como un referente en la ganadería del NOA.

La empresa cuenta con 460 vacas en ordeñe, con una parte del rodeo adaptado al sistema robotizado y otra aún en el método tradicional

La empresa cuenta con 460 vacas en ordeñe, con una parte del rodeo adaptado al sistema robotizado y otra aún en el método tradicional

En el corazón del NOA, donde la producción ganadera ha sido tradicionalmente un pilar económico, la innovación tecnológica está marcando un nuevo rumbo. Luis Demetrio Elías, productor agropecuario con experiencia en la producción de tabaco, decidió diversificar su actividad incorporando un sistema de tambo robotizado, buscando optimizar la rotación de cultivos y mejorar la sustentabilidad de su empresa. Así, se convirtió en pionero en la región y redefinió el concepto de eficiencia y bienestar animal en la lechería.

La idea de incorporar la actividad lechera automatizada en su empresa surgió en 2018, con el objetivo de diversificar la producción y mejorar la sustentabilidad del sistema productivo. "Buscábamos aumentar la rentabilidad global de la empresa y mejorar la rotación de cultivos, en especial con el tabaco", explica Elías. Sin embargo, el verdadero desafío llegó con la necesidad de mejorar el confort de las vacas durante los meses de calor y optimizar la eficiencia del ordeñe.

Las precipitaciones y el calor extremo reducían la producción y afectaban la condición corporal del ganado, lo que comprometía las futuras lactancias. Fue entonces cuando se planteó la idea de migrar hacia un sistema intensivo con mayor escala, donde las vacas pudieran estar en galpones con un sistema de compost barn o cama caliente. Para sostener este modelo era indispensable aumentar la capacidad de ordeñe, y la solución fue clara: la automatización. Así nació el proyecto de tambo robotizado con la instalación de seis robots de ordeñe distribuidos en dos galpones.

Actualmente, la empresa cuenta con 460 vacas en ordeñe, con una parte del rodeo adaptado al sistema robotizado y otra aún en el método tradicional. La gestión de la rutina diaria se realiza a través de un equipo de trabajo altamente especializado, compuesto por veterinarios internos y asesores externos en nutrición y manejo animal. “Uno de los mayores desafíos fue armar los equipos de trabajo y aprender a manejar estas nuevas tecnologías, ya que en el NOA somos pioneros en su implementación”, destaca el productor.

En Tambo Quijano, el ordeñe robotizado y el sistema de compost barn garantizan el confort de las vacas, mejorando su productividad y calidad de vida

En Tambo Quijano, el ordeñe robotizado y el sistema de compost barn garantizan el confort de las vacas, mejorando su productividad y calidad de vida

El sistema tradicional de ordeñe presentaba serias limitaciones en cuanto a escala y eficiencia. "Para seguir en la actividad, necesitábamos aumentar la producción y mejorar el bienestar de los animales. La baja rentabilidad con el sistema convencional hacía inviable continuar de la misma manera", aclara Elías. La decisión de incorporar la robotización no fue improvisada: requirió análisis financieros rigurosos, incluyendo estudios de rentabilidad con indicadores como Valor Actual Neto (VAN) y Tasa Interna de Retorno (TIR). Además, visitaron establecimientos de las cuencas lecheras centrales del país para aprender de productores que ya habían implementado la tecnología.

La implementación de robots de ordeñe no solo cambió la forma de producir leche, sino que también profesionalizó y protocolizó todos los procesos del tambo. Se implementaron procedimientos específicos para supervisar el ordeñe, monitorear en tiempo real la salud del ganado mediante sensores, optimizar la alimentación en base a los datos de producción y mejorar la bioseguridad mediante controles automatizados para garantizar la calidad de la leche. Desde la nutrición hasta la reproducción, pasando por la gestión de las guacheras (los lugares donde se crían los terneros en los tambos ganaderos) y la alimentación, cada área se maneja con tableros de control y objetivos claros.

Uno de los aspectos clave del proyecto fue la capacitación continua del personal, que no solo abarcó aspectos técnicos, sino también el desarrollo de habilidades blandas como el trabajo en equipo, la comunicación y la coordinación. "Fue un aprendizaje constante para todos, desde los propietarios hasta los veterinarios y operarios", resalta Elías.

Galpón de compost barn en Tambo Quijano, diseñado para mejorar el confort de las vacas y maximizar la eficiencia del ordeñe robotizado en la región del NOA

Galpón de compost barn en Tambo Quijano, diseñado para mejorar el confort de las vacas y maximizar la eficiencia del ordeñe robotizado en la región del NOA

Los resultados obtenidos desde la implementación del sistema robotizado han sido sorprendentes. La producción promedio por vaca aumentó de 21 a 32 litros diarios, con picos que superan los 36 litros. En términos reproductivos, las tasas de preñez se duplicaron, aumentando del 12% al 24%. Además, la calidad de la leche mejoró notablemente, con un recuento de células somáticas y unidades formadoras de colonias (UFC) en niveles excepcionalmente bajos, superando incluso los estándares esperados.

A pesar de los grandes desafíos, Luis Demetrio Elías considera que su experiencia puede servir como modelo para otros productores del país. "La tecnología aplicada a la ganadería no solo mejora la rentabilidad, sino que también eleva el bienestar animal y optimiza el uso de los recursos", concluye.

Con la meta de alcanzar las 600 vacas en ordeñe y continuar perfeccionando los procesos, el proyecto de tambo robotizado en el NOA es un claro ejemplo de cómo la innovación puede transformar la producción agropecuaria, demostrando que la tradición y la tecnología pueden ir de la mano para asegurar un futuro sostenible y competitivo.

 

Escrita por Abril Álvarez