En febrero, la confianza de los empresarios pyme se ubicó 6,5% por debajo del mismo mes del año pasado, pero mejoró 3,8% mensual. En el segundo mes del año el ánimo de las pymes se recuperó de la fuerte caída de enero, pero no alcanzó para volver a los niveles de 2022, cuando se había alcanzado el segundo mayor valor de la serie desde el inicio de su medición.
En la comparación mensual, la mejora de la confianza fue liderada por el comercio, con un aumento de 5,1%, pero también sostenida por la industria (+1,9%). En los dos casos la suba se explica exclusivamente por mejoras en las expectativas futuras. La coyuntura más tranquila de febrero, el crecimiento en la actividad económica de enero, el inicio normal del ciclo lectivo y la esperanza que genera la proximidad de un recambio de gobierno, fueron algunos elementos que impulsaron el optimismo pyme.
En la comparación a largo plazo, sin embargo, la confianza industrial resultó 13,1% menor a febrero del año pasado, y más estable, la del comercio se retrajo solo 1,7%.
Así surge del Índice de Confianza Pyme (ICPyme) que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) para captar el ánimo del empresario en base a tres variables: la situación presente de su empresa, sus expectativas de evolución futura y sus intenciones de inversión.
Las pymes trabajaron en diciembre con niveles de confianza de 59,7 puntos, teniendo como referencia una escala de 0 a 100 (donde 0 es confianza nula y 100 confianza plena). Es decir, la brecha con nivel de confianza plena es de 40,3%.
Análisis sectorial
Percepción sobre la situación presente: en la comparación mensual, la percepción de la situación presente de las empresas se redujo 16,6% en el comercio y 3,9% en la industria. En los dos sectores productivos, cuando las empresas balancean actividad con rentabilidad, observan que el negocio no se termina de acomodar en un contexto de buena demanda, pero alta inflación. Así, en la comparación interanual, la percepción de la industria cayó 23,9% frente a febrero 2022 y la del comercio se retrajo 4%. La sensación de haber superado completamente la pandemia había mejorado el ánimo el año pasado. Pero el empresario se enfrentó luego con la caída del salario real que se siente en la calle. Los movimientos del tipo de cambio, los problemas macro que no terminan de resolverse, y las presiones inflacionarias atentan contra la recomposición de este componente.
Expectativas futuras: Las expectativas de los comercios minoristas subieron 47% mensual y 3,5% interanual, mientras que la de los industriales mejoraron 8,2% mensual, pero cayeron 5,8% anual. En la industria, las expectativas futuras habían alcanzado su valor máximo en febrero del año pasado, que no pudo ser sostenido y por eso la profundidad de la caída. La sensación de que los problemas tardarán en resolverse sensibiliza a este sector productivo. Los comerciantes minoristas, en tanto, observan que el crecimiento del empleo va compensando relativamente la caída del salario real y con elecciones de por medio, sus expectativas van en ascenso.
Intenciones de inversión: En febrero, las intenciones de inversión tuvieron una mejora mensual de 0,4% en el comercio y de 1,3% en la industria, pero en los dos sectores se ubicaron por debajo del mismo mes del año pasado (-7,3% en la industria y -5,0% en el comercio). Muchas empresas volvieron a poner sus planes de inversión en agenda en febrero, después de las dudas que se generaron en enero, pero muy lentamente y por debajo de los registros del año pasado.